Desde un grifo “mágico” hasta una reproducción de Mazinger Z, pasando por un inmenso tenedor clavado en el suelo, el arte al aire libre sorprende por todo el planeta.
Una de las máximas del mundo del arte es que sus creaciones no deben dejar indiferente a nadie. Esta filosofía ha sido llevada hasta su extremo por los autores de las obras escultóricas que recoge uno de los artículos publicados en el blog ChopSuey Weblog y que demuestra que la imaginación humana no tiene límites.
Esta recopilación de esculturas extrañas pone de manifiesto que en la actualidad casi cualquier cosa puede ser considerada como una obra de arte, aunque el resultado atente contra el buen gusto y la estética, ya sea en forma de grifo “mágico” que parece flotar en el aire mientras emite un potente chorro de agua, como el ubicado en un parque acuático de Cádiz, o un tenedor de más de diez metros de altura clavado en una acera de la auténtica ciudad de Springfield en Missouri, Estados Unidos.
cuerpo humano
Aunque los objetos inanimados son constantes, son las representaciones del cuerpo humano las que copan esta inclasificable lista. Entre ellas destacan el hombre que parece introducir su cabeza en uno de los muros de la sede de Ernst & Young en Los Ángeles, el gigante que orina en una fuente de Praga o varios ejemplos de niños desnudos en todo tipo de actitudes.
Sin embargo, ninguna de ellas puede competir con la escultura que se encuentra a las puertas del Instituto de Microbiología de la Universidad alemana de Tübingen y que representa con todo lujo de detalles una vagina de piedra capaz de albergar a un adulto en su interior.
Personajes de ficción
Junto a estos ejemplos, los personajes de ficción, como Mazinger Z, en Tarragona, u Optimus Prime, en el sur de China, u homenajes a Kafka y Leonardo da Vinci, en forma de una peculiar Mona Lisa elaborada con microchips que puede contemplarse en la sede de la compañía Asus, son otras de las estrambóticas esculturas que hacen que el espectador se pregunte si de verdad era necesario.
Animales y autos
Un tiburón sobre el tejado de una casa de Oxford, un rinoceronte colgante en la ciudad alemana de Postdam o un aparcamiento vertical, con automóvil incluido, en la localidad holandesa de Westenbergstraat forman también parte de esta perturbadora lista de presuntas obras de arte. Sin embargo, parecen ser de lo más convencionales si las comparamos con el monumento que se puede contemplar en Ponta Grossa, Brasil, y que puede definirse como la mierda hecha arte. Literalmente.
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