La sede de la red social sólo ocupa, por ahora, el sexto piso de un edificio en San Francisco.
"El helado tampoco tiene mucha utilidad. ¿O sí?". Fue la respuesta de Evan Wiliams, uno de los tres cofundadores de Twitter, cuando empezaron a recibir ácidas críticas que aseguraban que la red social que más crece en estos momentos en Internet no servía para nada, que era aburrida. Año 2007. "¿Entonces qué hacemos? ¿Prohibimos el helado sólo porque no es útil?".
Biz Stone, otro de los cofundadores, recuerda bien esa anécdota y la usa cuando le preguntan para qué sirve Twitter. No sólo se trata, dice, de una herramienta con la que el mundo pudo saber lo que pasaba, al instante, en las calles de Teherán en junio del 2009 después de las elecciones presidenciales, o en el río Hudson cuando un hábil piloto logró acuatizar un avión de US Airways.
"Es el poder que tiene de ayudar a otros", explica convencido. En abril del 2008, un estudiante de periodismo de E.U. y su intérprete fueron detenidos en Egipto por tomar fotos de una protesta contra el Gobierno. En el camino a la estación de policía, el joven sacó su celular y envió una sola palabra vía Twitter: "Arrested". Tenía menos de 50 seguidores, pero estos contactaron a la Embajada de E.U. en El Cairo, que a su vez consiguió un abogado. Un día después envió el siguiente tweet: "Free". Libre.
También recuerda con orgullo cuando testigos de los ataques que estremecieron a Bombay en noviembre del 2008, y que dejaron 172 muertos, enviaron cientos de tweets para ayudar a hacer la lista de muertos y heridos y decir dónde estaban los hospitales que recibían donaciones de sangre. "Es el día en que las redes sociales llegaron a la mayoría de edad", dijo CNN entonces.
'Home, tweet home'
En el 'cuartel general' de Twitter, ubicado en el sexto piso de un edificio de seis plantas en el centro de San Francisco, hay pajaritos por todas partes. En las puertas de las salas de reunión y de los baños, en la nevera de la que sus empleados sacan comida o algo para beber cuando quieren, en las paredes. Es el símbolo de Twitter.
"Home, tweet home", dicen algunos de los cojines desparramados por los amplísimos sofás del lugar. Ya es bien famoso ese ambiente delicioso que han creado los gigantes de Internet asentados en Silicon Valley (California) para que sus empleados, además de trabajar motivados y ser más productivos, la pasen bueno. La sede de Google con la salita para echarse una siesta, la piscina o la cancha para jugar voleibol playa.
Pues Twitter también piensa que su gente debe divertirse. En ese mismo sexto piso están las bicicletas de sus empleados, una máquina de videojuegos, una cocina y un mueble dispensador de cereales y dulces. Y cada viernes, los empleados se reúnen para jugar algo o ver una película.
"Nosotros tenemos tres metas: ayudar en algo a cambiar el mundo, tener buenos negocios y, sobre todo, divertirnos mucho", dice Stone, de 35 años, elegido por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del 2009. Él -que twittea dos o tres veces por día- trabajó desde el 2003 y hasta el 2005 en Google. Algo frecuente en muchos de los ingenieros y creativos de Facebook y de Twitter, que pasan antes por el gigante de los motores de búsqueda.
Se dice -el monto exacto sólo lo saben ellos- que Twitter ha recibido más de 100 millones de dólares de varios inversores y que está a punto de salir a cotizar en bolsa. Incluso, Facebook quiso comprarlo el año pasado por 500 millones de dólares. Pero la oferta no era muy tentadora. "Todavía podemos crecer mucho, sólo hemos recorrido el 1 o 2 por ciento de nuestra aventura", aclara Stone cuando se le toca el tema.
140 caracteres, 140 empleados
En estos momentos, Twitter tiene 140 empleados. Sí, el mismo número de caracteres que sus usuarios tienen para exponer su vida, para contarle al mundo lo que ven, lo que hacen en un momento dado. Sólo son 140 caracteres porque querían que fuera casi igual al espacio de un SMS -mensaje de texto- y porque eso, dicen, estimula la creatividad de la gente.
"Es divertido porque nos preguntan si vamos a parar ahí (risas)", suelta Stone, quien siempre usa la primera persona del plural para hablar de la compañía. Él sabe bien que no, y plantea un reto: "Vuelvan de visita en seis meses y verán cómo han cambiado las cosas". Pasa que Twitter ya adquirió el tercer piso del edificio donde funciona.
En inglés, la palabra tweet es el piar de un pequeño pájaro, el sonido que produce. Y Twitter, para Jack Dorsey -el otro cofundador- definía de manera perfecta esa "corta ráfaga de información intrascendente" que el sitio de microblogging ofrecería.
La compañía nació formalmente en abril del 2007, pero su historia se remonta a principios del 2006, cuando Williams, Stone y Dorsey se vieron sumergidos en un día de lluvia de ideas para la empresa de Internet en la que trabajaban. A Dorsey se le ocurrió que podrían usar mensajes de texto para contarse, entre ellos, lo que hacían en medio de ese 'retiro'.
El resto es conocido. Twitter estalló al gran público poco después, cuando pasó de 20 mil a 60 mil tweets por día. Y ahora llega a 50 millones de tweets diarios. Además, según Stone, se han creado 70 mil aplicaciones externas para tener acceso a la red social y esta registra un crecimiento del 1.500 por ciento en usuarios.
Lo que no hay es una cifra exacta de cuántas personas en el mundo tienen cuenta en Twitter. Sus fundadores dicen que es imposible saberlo porque "eso es algo muy variable", pero firmas consultoras aseguran que la retención de usuarios es muy baja todavía. Un informe de Nielsen, por ejemplo, dice que sólo el 40 por ciento de las personas que abren una cuenta en Twitter la mantienen activa 30 días después de haberse registrado.
Stone evade el tema y, con su taza de café humeante en la mano, prefiere seguir con su guión: "Cuando creamos esto, queríamos algo con lo que pudiéramos comunicarnos libremente. No importa si es para hablar sobre la rica taza de café que te tomaste hoy por la mañana o sobre los atentados terroristas de Bombay. Por eso, Twitter es más que el triunfo de la tecnología, es el triunfo de la humanidad".
Mientras habla, varios periodistas ni siquiera lo miran, sólo lo oyen y twittean lo que pasa en el sexto piso de ese edificio del centro de San Francisco.
Para grandes y pequeñas empresas
Los 'cerebros' de Twitter están sorprendidos por la forma en que pequeños y grandes negocios utilizan la red social de pequeños mensajes de texto. Los empleados de la famosa tienda estadounidense de productos electrónicos BestBuy, por ejemplo, 'twittean' entre ellos para ayudarse y saber la localización de un producto específico.
Y una pequeña pastelería de Nueva York manda un 'tweet' diario que dice: "Síganos en Twitter y cuando salgan las galletas calientitas del horno, les mandaremos otro 'tweet' para que sepan y vengan por ellas".
Al respecto, Stone dice: "Es maravilloso porque logran que 50 o 100 personas salgan corriendo a comprar las galletas y así los dos estamos felices: ellos porque consiguen más clientes y nosotros porque creamos algo que le da valor agregado a su negocio".
La 'revolución Twitter' de Moldavia
En abril del 2009, estudiantes de Moldavia organizaron a través de Twitter una protesta en la que miles de ellos salieron a las calles y rodearon el Palacio Presidencial, acusando al Gobierno de fraude electoral. "Cuando llegué al trabajo encontré mails de periodistas que me preguntaban cuál había sido mi papel en la protesta. Cómo si yo hubiera organizado todo", cuenta Biz Stone. "Dicen que las redes sociales afectan el contacto personal y la manera en que hoy se comunica la gente pero yo creo que, en ese sentido, Twitter es distinto por dos cosas: una es que teniendo más contacto gracias a los 'tweets' es que muchos llegan a conocerse y organizan grandes cosas de manera espontánea como lo de Moldavia -conocido ahora como 'Revolución Twitter'-. Lo otro es que cuando yo leo en un 'tweet' lo que le pasa a alguien en Teherán... esa conexión no la hubiera logrado de otra manera y eso nos da la capacidad de sentirnos en los zapatos de otro que está muy lejos. Además, si debes resolver un problema, encontrarás un campo muy reducido en tu compañía o tu familia, pero hay miles afuera que pueden ayudarte a través de Twitter".
LAILA ABU SHIHAB *
ENVIADA ESPECIAL DE EL TIEMPO
SAN FRANCISCO (E.U.)
* Por invitación del Depto. de Estado de E.U.
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